ESPÍRITU DE AMOR

ESPÍRITU DE AMOR

DULCE ESPÍRITU DEL ALMA

DULCE ESPÍRITU DEL ALMA

DON DE SABIDURÍA

DON DE SABIDURÍA

DON DE ENTENDIMIENTO

DON DE ENTENDIMIENTO

DON DE TEMOR

DON DE TEMOR

jueves, 29 de septiembre de 2011

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO DICTADA POR JESUCRISTO A SU HIJA AMADA LUZ DE MARÍA




Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, ven, colma esta criatura Tuya de Tus dones. Esplendor Divino, Fuego Sagrado, Manantial Cristalino de limpia fraternidad. Vida de los cristianos, cayado de los desvalidos, luz en las tinieblas, calor en el frío, levanta mi ser dormitante, eleva mi alma hacia Ti.

Ven Espíritu Santo, dame Tu Sabiduría para actuar rectamente.

Dame inteligencia santa, para atraer a mis hermanos, no me sienta superior a mis semejantes, sino sea el más pequeño para que surjas Tú con poder.

Ven, toma mi mente y renuévala; sea yo un eco de Tu voz y aconseje en la Voluntad Divina, no en la mía. Dame las fuerzas para no tambalear y resistir mirándote; embelesado por Tu fortaleza, sea yo un fiel apóstol.

De Tu ciencia oh Divino Espíritu, sea yo reflejo, busque yo Tu gloria, aleja de mí lo mundano. Penetra lo íntimo de mi corazón e injerta en él Tu misma piedad para amar con Tu mismo amor. Realiza en mi ser el milagro del temor de Dios; dame sed de almas, para que sin mirar a quién, labore para el Reino.

Oh Espíritu Santo, infunde en mí el don del verdadero amor. Gracias Santo Espíritu Divino, vive en mí a plenitud, que consciente de mi necesidad con plena libertad te llamo a tomar posesión de mi vida.

Gracias oh Bondad Divina, Soberano Misericordioso, Fuego Sagrado.


Amén.


martes, 27 de septiembre de 2011

SIETE ORACIONES AL ESPÍRITU SANTO



Oh! Espíritu de Sabiduría, que a semejanza del fuego libertáis el corazón del hombre de los afectos terrenales, como ya quitasteis del corazón de los apóstoles todas las imperfecciones; dignaos destruir en nosotros los afectos menos santos que nos dominan, a fin de que no gustemos otro placer que el de ser fervorosos en vuestro divino servicio. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oh Espíritu de Entendimiento, que abrís las mentes más torpes para llenarlas de conocimientos celestiales, despejad las tinieblas que nos rodean, y hacednos conocer en verdadero valor todas las cosas y principalmente la sublimidad y excelencia de los divinos misterios; concédenos la gracia de rechazar prontamente las dudas en las cosas de la Fe y de estar siempre dispuestos a sufrirlo todo para defender y glorificar esa misma Fe. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oh Espíritu de Consejo, del cual derivan las luces indispensables para librarnos de toda perplejidad y buscar siempre el verdadero bien, sed con vuestra venida el guía de nuestro espíritu, a fin de que en nuestras determinaciones no miremos a otra cosa sino al perfecto cumplimiento de vuestra soberana voluntad, a la cual desde ahora nos unimos para no separarnos jamás para toda la vida. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oh Espíritu de Fortaleza, por el cual se triunfa completamente de las pompas del mundo y de las tentaciones del demonio, como hicisteis inflexibles a los mártires del cristianismo, concédenos la gracia de reportar siempre completa la victoria de estos nuestros enemigos, y de menospreciar los respetos humanos, para no gloriarnos de otra cosa sino de nuestro Señor Jesús crucificado. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oh Espíritu de Ciencia por el cual se conoce la vanidad del mundo, abrid vuestras mentes a la ciencia divina, a fin de que conozcamos nuestros pecados para detestarlos, nuestros deberes para cumplirlos, nuestros defectos para corregirlos, las vanidades de la tierra para menospreciarlas y las grandezas del cielo para desearlas. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oh Espíritu de Piedad, por el cual todos los fieles forman un solo corazón y una sola alma, concédenos la gracia de amar siempre de corazón a nuestros hermanos, sin que nunca nos desanimemos por sus desatenciones e ingratitudes; y de ser siempre solícitos en la práctica de aquellos piadosos ejercicios que caracterizan el hombre muerto al mundo y vivo solamente a Dios. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oh Espíritu de Temor de Dios, por el cual solo se teme en esta tierra la cólera de Dios, y por lo tanto no se estima otro bien, que su gracia, ni se huye otro mal que el pecado; no permitáis que por algún temor humano abandonemos el camino de la santidad; antes bien hacednos tan animosos en vuestro divino servicio que despreciando constantemente el furor del mundo, busquemos con fervor nuestra eterna salvación. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

domingo, 25 de septiembre de 2011

PECADOS CONTRA EL ESPÍRITU SANTO


El pecado de blasfemia contra el Espíritu Santo es mencionado en Mateo 12: 22-32; Marcos 3:22-30; Lucas 12: 10 (ct. 11:14-23); y en todas partes Cristo declara que no serán perdonados.¿En qué consisten?. Si examinamos todos los pasajes aludidos, no hay muchas dudas. Por ejemplo, tomemos en cuenta lo dado por San Mateo el cual es mas completo que aquellos de otros Sinópticos. Fué traído a Cristo "a uno poseído por el demonio, ciego y mudo: y el lo sanó, para dar testimonio". Mientras, la muchedumbre admirada se preguntaba "¿No es éste el Hijo de David?" los Fariseos, dando paso a su habitual celo y cerrando sus ojos a la luz de la evidencia, dijeron: "Este hombre expulsa a los demonios por obra de Beelzebub, príncipe de los demonios". Luego Jesús les prueba este absurdo y, consecuentemente, la malicia de su explicación; El les muestra que es por "el Espíritu de Dios" que El expulsa los demonios, y luego El concluye: "Por eso yo les digo: se perdonará a los hombres cualquier pecado y cualquier insulto contra Dios. Pero calumniar al Espíritu Santo es cosa que no tendrá perdón. Al que calumnie al Hijo del Hombre se le perdonará; pero al que calumnie al Espíritu Santo no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro". Por lo tanto, pecar contra el Espíritu Santo es confundirlo con el espíritu demoníaco, es negarle, por pura malicia, el carácter Divino a obras manifiestamente Divinas. Es este el sentido por el cual San Marcos también define el tema del pecado; por ello, luego de repetir las palabras del Maestro: "Pero el que blasfeme al Espíritu Santo, no tendrá jamás perdón" inmediatamente después agrega: "Y justamente ese era su pecado cuando decían: está poseído por un espíritu malo". Jesús contrasta con este pecado de pura y categórica malicia, el pecado "contra el Hijo del hombre" cual es el pecado cometido contra El mismo como hombre, el mal hecho a Su humanidad al juzgarlo por Su humilde y pobre apariencia. Esta falta, distinta a la primera, puede ser excusada como resultado de la ignorancia y malinterpretación.
Pero los Padres de la Iglesia, comentando los textos del Evangelio que hemos tratado, no se quedaron solo con los significados dados más arriba. Ya sea que desearan agrupar todos los casos objetivamente análogos, o ya sea que vacilaban y titubeaban al confrontados con este punto de la doctrina, que San Agustín declara (Serm. Ii de verbis Domini, c.v) una de las mas difíciles en las Escrituras, propusieron diferentes interpretaciones o explicaciones.

Santo Tomás, a quien podemos seguir confiados, entrega un buen resumen de opiniones en II-II, Q xiv. El plantea que la blasfemia contra el Espíritu Santo fué y puede ser explicado en tres formas.

  • A veces, y en su significado mas literal, ha sido tomado como significando el pronunciar un insulto contra el Espíritu Divino, aplicando la apelación ya sea al Espíritu Santo o a todas las Tres Personas Divinas. Este era el pecado de los Fariseos, quienes hablaron al principio contra "el Hijo del hombre" criticando las obras y formas humanas de Jesús, acusándolo de amar el regocijo y el vino, de asociarse con los publicanos y quienes, después, con indudable mala fe, calumniaron Su Divinas obras, los milagros que El realizó en virtud de Su propia Divinidad.
  • Por otro lado, San Agustín, frecuentemente explica la blasfemia contra el Espíritu Santo como impenitencia final, la perseverancia hasta la muerte en pecado mortal. Esta impenitencia es contra el Espíritu Santo en el sentido que frustra y es absolutamente opuesta al perdón de los pecados, y este perdón de apropiada al Espíritu Santo, el mutuo amor del Padre y el Hijo. En esta perspectiva, Jesús, en Mateo 12 y Marcos 3 realmente no acusan a los Fariseos de blasfemia contra el Espíritu Santo, El solo los advierte contra el peligro en que se encontraban al hacerlo.
  • Finalmente, varios Padres, y luego de ellos muchos teólogos escolásticos, aplican la expresión a todos los pecados que directamente se oponen a aquella cualidad que es, por apropiación, la cualidad característica de la Tercera Persona Divina. Caridad y bondad son especialmente atribuidas al Espíritu Santo, como el poder es al Padre y la sabiduría al Hijo. Solo entonces, así como llamaron pecados contra el Padre aquellos que resultan de la fragilidad, los pecados contra el Hijo aquellos que nacen de la ignorancia, así los pecados contra el Espíritu Santo son aquellos que son cometidos con absoluta malicia, ya sea por desprecio o rechazo de las inspiraciones e impulsos los cuales habiendo sido animados en el alma del hombre por el Espíritu Santo, pudieran haberlo desviado o librado del mal.
Es fácil ver cómo esta amplia explicación se ajusta a todas las circunstancias del caso donde Cristo dirige sus palabras a los Fariseos. Estos pecados son considerados comúnmente seis: desesperanza, presunción, impenitencia o una fija determinación a no arrepentirse, obtinación, resistencia a la verdad conocida y la envidia por el bienestar espiritual de otro.
Se dice que los pecados contra el Espíritu Santo son imperdonables, aunque el significado de esta afirmación variará bastante de acuerdo a cual de las tres explicaciones dadas mas arriba es aceptada.. En cuanto a la impenitencia final, esto es absoluto; y esto es fácilmente entendido, porque incluso Dios no puede perdonar donde no hay arrepentimiento y el momento de la muerte es el instante fatal después del cual ningún pecado mortal es perdonado. San Agustín, al considerar en las palabras de Cristo la implicancia de absoluta inperdonabilidad, que sostuvo que el pecado contra el Espíritu Santo es solamente el de la impenitencia final. En las otras dos explicaciones, de acuerdo a Santo Tomás, el pecado contra el Espíritu Santo es perdonable - no absolutamente y siempre, que (considerado en sí mismo) no sean extenuantes las demandas y las circunstancias, la inclinación hacia el perdon, puede ser solicitado en el caso de pecados de debilidad e ignorancia. Aquel que, por pura y deliberada malicia, rehusa reconocer la obra manifiesta de Dios o rechaza los medios necesarios de salvación, actúa exactamente igual al hombre enfermo que no solo rehusa toda medicina y alimento, sino que hacer todo lo que está en su poder para aumentar su enfermedad, y cuyo mal se torna incurable debido a su propia acción. Es verdad que, en cualquier caso, Dios podría, por un milagro, vencer el mal; El podría, por Su propia onmipotente intervención, ya sea anular las causas naturales de la muerte corporal, o radicalmente cambiar la voluntad del pecador porfiado, pero tal intervención no estaría de acuerdo con Su providencia ordinaria; y si el permite las causas secundarias para actuar, si El ofrece al hombre libre voluntad de gracia ordinaria pero suficiente ¿ quién podría tener motivo de queja?. En una palabra, la imperdonabilidad de los pecados contra el Espíritu Santo es exclusivamente por el lado del pecador tomando en cuenta los actos del pecador.
Sobre el dogma ver:: STO. TOMAS, Summa Theol., I, Q. xxxvi-xliii; FRANZELIN, De Deo Trino (Rome, 1881); C. PESCH, Pælectiones dogmaticæ, II (Freiburg im Br., 1895) POHLE, Lehrbuch der Dogmatik, I (Paderborn, 1902); TANQUEREY, Synop. Theol. dogm. spec., I, II (Rome, 1907-8). Consideración de los argumentos del dogma en las Escrituras: WINSTANLEY, Spirit in the New Testament (Cambridge, 1908); LEMONNYER, Epîtres de S. Paul, I (Paris, 1905). Consideraciones de la tradición : PETAVIUS, De Deo Trino in his Dogmata theologica; SCHWANE, Dogmengeschichte, I (Freiburg im Br., 1892); DE REGNON, Etudes théologiques sur la Sainte Trinité (Paris, 1892); TIXERONT, Hist. Des dogmes, I (Paris, 1905); TURMEL, Hist. de la théol. positive (Paris, 1904).
J. FORGET
Transcrito por W.S. French, Jr.
Traducido por Carolina Eyzaguirre A.