ESPÍRITU DE AMOR

ESPÍRITU DE AMOR

DULCE ESPÍRITU DEL ALMA

DULCE ESPÍRITU DEL ALMA

DON DE SABIDURÍA

DON DE SABIDURÍA

DON DE ENTENDIMIENTO

DON DE ENTENDIMIENTO

DON DE TEMOR

DON DE TEMOR

lunes, 25 de abril de 2011

DEVOCIÓN AL ESPÍRITU SANTO



"Estaban todos reunidos en un mismo lugar; y se produjo un ruido en el cielo, como

de viento impetuoso que pasa, y llenó toda la casa. Y vieron repartidas unas como lenguas

de fuego, que se posaron sobre cada uno de ellos. Y se llenaron todos del Espíritu Santo

y comenzaron a hablar en lenguas extrañas."

Si quiero ser un gran santo y agradar al divino Corazón de Jesús y al corazón inmaculado de María, mi Madre, debo estimar en mucho las visitas amorosas del Espíritu Santo, escuchar atentamente su voz y seguir sus inspiraciones. Me viene, por ejemplo, el pensamiento de hacer una visita al Santísimo Sacramento, de hacer una piadosa aspiración al Sagrado Corazón de Jesús o al Corazón inmaculado de María, de guardar el silencio en tal ocasión, de no mirar tal objeto curioso, de no preguntar ni querer saber lo que no me importa, de privarme de alguna cosa que me agrada, etc. he ahí la inspiración, la luz del Espíritu Santo; yo debo seguirla y obedecerle. Es cierto que si obrase de este modo, adelantaría a pasos de gigante el camino de la perfección. Se lee en la vida de la venerable María de Jesús que un día la Santísima Virgen le dio el siguiente documento admirable sobre la importancia de corresponder fielmente a las llamadas e inspiraciones del Espíritu Santo:

Hija mía, quiero descubrirte una verdad esencial para la salvación de las almas, verdad poco conocida y aún menos apreciada. Las invitaciones e inspiraciones que envía el Espíritu Santo a las criaturas, siguen ordinariamente esta marcha: las primeras mueven a practicar alguna virtud, y si el alma corresponde a ellas, enseguida recibe otras más fuertes que le permiten cumplir actos heroicos. Así aprovechándose de unas, se dispone a recibir otras y se asegura un auxilio más eficaz; y por este orden van creciendo y multiplicándose los favores divinos, a medida que las criaturas corresponden a ellos.

«Meditarás, pues, estas dos verdades: 1. Que funesto es al alma el despreciar los actos de una virtud, cualquiera que sea, y no obrar según el dictamen de las inspiraciones divinas, 2. Qué favores concedería Dios a los cristianos, si correspondiesen a las menores inspiraciones. Porque Él está pronto a enviarlas, esperando que se le de ocasión de seguir la justicia y equidad de sus juicios; pero se desprecian aquellas primeras gracias, no se presta oído a aquellos amorosos llamamientos, y Dios suspende el curso de sus favores; no concede lo que Él mismo desea conceder, y lo que las almas recibirían si no pusiesen obstáculo!»

VEN A NUESTRAS ALMAS

Ven a nuestras almas

¡Oh Espíritu Santo!

Y envíanos del cielo

De tu luz un rayo.

Ven, Padre de pobres;

Ven, de dones franco;

Ven, de corazones

Lúcido reparo.

Buen consolador,

Dulce y soberano,

Huésped de las almas

Y suave regalo.

En los contratiempos

Descanso al trabajo;

Templanza en lo ardiente,

Consuelo en el llanto

Santísima luz

De todo cristiano,

Lo íntimo del pecho

Llena de amor casto.

En el hombre nada

Se halla sin tu amparo

Y nada haber puede

Que no le haga daño.

Con tus aguas puras

Lava lo manchado,

Riega lo que es seco,

Haz lo enfermo sano.

Todo lo que es duro

Doblegue tu mano;

Gobierna el camino,

Enciende lo helado.

Concede a tus fieles,

En Ti confiados,

De tus altos dones

Sacro septenario.

Aumento en virtudes

Haz que merezcamos

Da el eterno gozo,

Da el feliz descanso.

ORACIÓN

¡OH Espíritu Santo Creador! asiste propicio a la Iglesia Católica; corrobórala y confírmala con tu superior virtud contra los asaltos de los enemigos; renueva con tu caridad y gracia el espíritu de tus siervos que has ungido, Para que en TI glorifiquen al Padre y a su Hijo unigénito Nuestro Señor Jesucristo. Amén.