Voy a revelaros un secreto de felicidad y santidad.Si cada día, durante cinco minutos, sabéis hacer callar a vuestra imaginación, cerrar los ojos a las cosas sensibles y los oídos a las cosas de la tierra para entrar dentro de vosotros mismos, y allí, en el santuario de vuestra alma bautizada, que es el Templo del Espíritu Santo, hablad a ese divino Espíritu diciéndole:¡Oh, Espíritu Santo, alma de mi alma! Yo te adoro, ilumíname, guíame, consuélame, fortifycame, dime qué debo hacer, dame tus órdenes. Te prometo someterme a todo lo que quieras de mi y aceptar todo lo que permitas que me suceda; solamente te pido conocer tu voluntad.Si hacéis esto, vuestra vida se deslizará serena y llena de consuelo, aún en medio de las penas, porque la gracia sera proporcionada a la prueba dándoos fuerza para soportarla, y llegaréis a las puertas del paraíso cargados de méritos. Esta sumisión al Espíritu Santo es el secreto de la Santidad.Cardenal Mercier
Lo primero y más importante que debemos tener en cuenta para nuestro vivir católico es la oración. Sin oraciónestamos completamente perdidos. Tarde o temprano caeremos en las garras del maly nos perderemos eternamente.Ya lo ha dicho San Alfonso María de Ligorio: “El que reza se salva y el que no reza se condena”. Y es una verdadindiscutible.Nos dice Santa Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia: “A través de la oración el alma se arma paraenfrentar cualquier batalla. En cualquier condición en que se encuentre unalma, debe orar. Tiene que rezar el alma pura y bella, porque de lo contrarioperdería su belleza; tiene que implorar el alma que tiende a la pureza, porquede lo contrario no la alcanzaría; tiene que suplicar el alma recién convertida,porque de lo contrario caería nuevamente; tiene que orar el alma pecadora,sumergida en los pecados, para poder levantarse. Y no hay alma que no tengael deber de orar, porque toda gracia fluye por medio de la oración.” (Diario#146)Sin la oración, el alma va perdiendo fuerzas y se hace fácil presa del Maligno.Dios se ha comprometido a dar al que le pide, pero si no le pedimos, no recibiremos. Si no buscamos, noencontraremos. Si no llamamos, no nos abrirán.Si actualmente no rezamos nada, es tiempo de que comencemos al menos con las tres avemarías diarias, que son prendade salvación eterna, como la misma Virgen lo ha prometido.Con la oración recibimos fuerzas y gracias para enfrentar cualquier peligro y dificultad.Es cierto que la oración más agradable al Señor es la realizada por un alma en gracia de Dios. Pero siestamos en pecado grave también tenemos la obligación de rezar para que Dios nosconceda la gracia de salir de ese miserable estado.Supliquemos al Espíritu Santo, nos inspire deseos de orar suplicar y pedir perdón.Seamos fieles y perseverantes con la gracia de Dios.